Capítulo 63
Una señora salió a barrer la vereda. Los domingos a la mañana le deprimían por motivos que no podía precisar. Todo estaba tan mudo, tan quieto, tan… muerto. Sacudió la cabeza, ahuyentando todos aquellos malos pensamientos, dándose cuenta de que, mirándole el lado amable, por fin podía disfrutar de estar en la vereda de su casa.
- Qué bárbaro estos mocosos de mierda de hoy en día… qué asco… las cajas de vino toro, las botellas rotas, el vómito… qué asco me da el vómito… me parece que mejor voy a regar… no se puede barrer… es tan… aggg… ¿Y ésto? – lo recoge con el extremo del palo de la escoba - ¿Qué es? ¡¡AHGGGG!!! – Grita cuando descubre la desvergonzada verdad y lo revolea lejos, para que termine siendo el asunto de otro vecino tener que recogerlo.
Una señora salió a barrer la vereda. Los domingos a la mañana le deprimían por motivos que no podía precisar. Todo estaba tan mudo, tan quieto, tan… muerto. Sacudió la cabeza, ahuyentando todos aquellos malos pensamientos, dándose cuenta de que, mirándole el lado amable, por fin podía disfrutar de estar en la vereda de su casa.
- Qué bárbaro estos mocosos de mierda de hoy en día… qué asco… las cajas de vino toro, las botellas rotas, el vómito… qué asco me da el vómito… me parece que mejor voy a regar… no se puede barrer… es tan… aggg… ¿Y ésto? – lo recoge con el extremo del palo de la escoba - ¿Qué es? ¡¡AHGGGG!!! – Grita cuando descubre la desvergonzada verdad y lo revolea lejos, para que termine siendo el asunto de otro vecino tener que recogerlo.