Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

viernes, 4 de junio de 2010

¿Ésto es real?

Capítulo 3

Claudia no entendió en absoluto qué era lo que estaba sucediendo. ¿A un hombre se le caían las monedas y salían disparadas hacia el cielo? ¿Qué rayos?
Atravesamos la pesada puerta metálica. El piso era de baldosas color beige. Claudia y Santiago subieron al ascensor; que Claudia había dejado con la puerta abierta para que no se fuera. Era un ascensor de los más clásicos, no tan modernos, con la puerta de madera hacia afuera y la de reja entrecruzada metálica por dentro. Yo subí último, lógico, para hacerme ver.

- ¿Y Desde cuando venís vos tan temprano? - Me preguntó Claudia.
- Desde que me quedo a dormir en la casa de Echó* - Dije, sonreí y la puerta corrediza del ascensor se cerró bruscamente, rebotó, y la cerré manualmente...
- ¡Ay! - Exclamó ella.
- Viene rompiendo las bolas con su nuevo poder desde que nos subimos al bondi. - Afirmó Santiago.
- ¿Podés mover cosas con la mente? - Preguntó.
- Puede mover METAL, con la mente. - Le acalaró Santiago mientras yo la miraba con los brazos en alto bailando.
- Guauuuuu...

¡CLENG!

 El ascensor llegó al piso indicado.

- Son los primeros... - Respondió Claudia.
- Que raaaro - Dijo sarcástico Santiago. Claramente en mi grupo de amigos, la puntualidad era una cuestión que brillaba por su ausencia, teníamos serios problemas con ella.
- ¿Y vos Clau? ¡No te ví desde entonces! - Dije casi gritando.
- ¿Y yo qué, Rolo?
- Si te depilaste el chivo o no, ¡Claudia!... ¡Si tenés algo distinto! ¡Si tenés algún Podeeeeeeer!
- ¡¡Aaaahhh!! ¡¡Rolo!!! ... Si, tengo algo... - Respondió.
- ¿Qué es? ¿qué es? ¿QUÉ ES? - Grité abriendo grandes los ojos y tomándola por los hombros.

- No, ¡Ahora no te voy a decir! ¡Te voy a mantener con la duda! -
- Ooohh...
- ¿A mi me lo vas a decir? - Preguntó Santiago.
- Bueno a vos si... -
- ¿Qué es? ¿qué es? ¿QUÉ ES? - Exclamó Santiago abriendo también sus ojos de manera exagerada.
- Ay Dios... ¡No tienen remedio! -
- ¡¡¡Dale Clau!!! ¿Qué podes hacer? - Le rogué. Noté que me empezaba a doler un poco la cabeza.
- ¡No! Vos siempre me jodés con no decirme las cosas, ¡Ahora llegó el momento de mi venganza! ¡¡¡Muajuajuajuajua!!! -
- Está bien, ni quiero saber qué es lo que podes hacer. - Intentando hacer psicología inversa.
- Ay... Por fin...
- Bueno, está bien ¿Sabés?... - Mi psicología inversa es ciertamente pésima.

Llegamos ante la puerta de su departamento. Santiago estaba callado, lo había estado bastante frecuentemente desde que se dio cuenta de lo que podía hacer. Claudia intentó poner la llave en la cerradura...

Intentó.

Pero, por alguna extraña razón las llaves salieron volando por el pasillo posterior.

- ¡Rolo! -
- Decimeee -
- Dale Rolo, ¡No seas hinchabolas! -
- ¡Decime! -
- Rolo. Basta. - Me miró con esa clásica mirada de seriedad. - Dámelas -

Se las devolví y el dolor de cabeza se intensificó un poco, al fin y al cabo era mi amiga, quedaba en ella el decirme o no... y sí, era cierto también que yo no le contaba un millón de cosas cuando estaba en el momento más intrigante de un relato, aún recordaba que le había contado mil historias que cuando se ponían interesantes dejaba sin terminar, sólo para hacer que se muera de la curiosidad y de la ansiedad.

Entramos en el departamento de Claudia. Era un departamento pequeño pero acogedor; como la propietaria misma. El techo era bastante bajo, lo cual hacia que los focos sean fácilmente chocables para nosotros. Claudia tenía la tez morena, un par de anteojos que usaba desde hacía varios años y una amplia y fraterna sonrisa. Conservadora y pacifista al mismo tiempo.
Nos sentamos en las sillas que rodeaban la redonda mesa de madera con un cobertor de vidrio; tras el cual estaban algunas fotos de cuando Claudia era más pequeña.

- ¿Qué quieren tomar, gente? ¿Un tecito? ¿Café? ¿Malta? - Preguntó Claudia abriendo la alacena y extrayendo algunas cajas de saquitos.

¡Yo estaba realmente ansioso por ver lo que los otros podían hacer! Le pedí a Claudia que me hiciese un té para ver si se me iba un poco el dolor de cabeza. Ese día había usado mucho esa cosa; y en cosas muy estúpidas... pero bueno, tenía que practicar, ¿No?

- ¿Confirmaron todos que venían hoy, no?
- Sí, creo que la Len, Ulises, y la Nati, seguro vienen.
- Hay que genial, qué genial pero ¡Qué requeterecontragenial! ¿Y vos ya sabés qué es lo que pueden hacer, Clau? - Pregunté
- El de Ulises es re bizarro... puede...
- ¡No! ¡No lo digas! ¡Si es bizarro quiero enterarme por mí mismo! ¡Quiero verlo en acción!
- Bueno, está bien, que nadie diga qué pueden hacer los otros hasta que no...
- La Nati controla el Agua. - Esgrimí.
- ¡¡Cortalaaaa!! - Me reprocharon a dúo

(*) "Echó" es el apodo de Santiago.

Ir al Capítulo 2: Y Bue..._______Ir al Capítulo 4: ¿Cómo defines lo real?

Y bue....

Capítulo 2

Caminábamos hacia el departamento de Claudia.

- ¡¡¡jajaja!!! - Reí

- ¡Ya dejá de hacer eso! - Dijo Santiago.

- Buenooo... un par de giladitas más y nada más... - Repliqué.

Él me miró con seriedad como diciendo "no lo hagas" pero aún así...

A las dos personas que les pasamos al lado se les cayeron las monedas al piso, rebotaron y se elevaron unos 3 metros a toda velocidad...

Bienvenido al mundo real

Capítulo 1

- Bueno, ¡La verdad no sé que hay en mi casa chicos! - Todavía no podía salir de mi asombro.
- Pero igual, tendríamos que saber si tiene algún efecto adverso o algo, che - Replicó Aylén.
- A mí no me pasó nada malo todavía... sólo me fatigo un poco si lo uso mucho... - Respondí.
- ¡A mí también! ¡jaja! - Dijo Natalia y me chocó la mano.

Lo cierto era que desde aquel cumpleaños mío... aquel 2 de Enero del 2011... todos habíamos sido... "elegidos"... ¡O así fue como nos llamamos a nosotros mismos!