Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

domingo, 18 de diciembre de 2011

IUSTITIA

Lucas sonrió. Era este pelotudo otra vez.

- ¿Qué querés? - rió.

No recibió respuesta. Por alguna razón empezó a transpirar. ¿Qué acaso sentía miedo? Su callado interlocutor no se inmutó y empezó a caminar hacia él, con la mayor seriedad del mundo. Lucas hizo un gesto defensivo pero el otro no se detuvo.

La sonrisa en la cara de Lucas se desvaneció.

Se abalanzó hacia él. Diego se inclinó levemente hacia atrás y le puso una palma sobre cada costilla. Inmediatamente puso toda su fuerza en ellas y dio un salto espectacular, como concentrando toda la energía antigravitacional en ese único empujón ascendente.

El cielorraso y la columna vertebral de Lucas crujieron simultáneamente en un sólido impacto. Tras ello quedó encajada la segunda en el primero por unos instantes, y luego cayó al piso.

sábado, 10 de diciembre de 2011

-0.53 ºC

- ¿Cuanto es...?
Y, serían diez pesos, señora.

Le extiende la mano con el billete con la cara de Juan Manuel de Rosas.
El comerciante se dispone a juntar moneditas de la caja...

- ¡No! pero te dejo sin cambio a vos.
- No, no. No se haga problema... 

Le devuelve el equivalente en monedas. La señora las guarda en el bolsillo. Camina hasta el restaurante más cercano. Toma asiento. Pide algo para cenar. Come. Cuando termina de cenar se dispone a dejarle todas las monedas de propina al mozo. Y cuando está por sacarlas...

- ¿No tiene una moneda...?
- No, no tengo...
- Por favor señora. - El niño le acerca la estampita.
- Te dije que no.
- Para qué le voy a dar plata si seguro va a dársela al padre para que se ponga en pedo - Piensa.

El chico se concentra en otra cosa. Está acostumbrado al rechazo de la gente. A que lo miren hacia abajo. Al desprecio. A la interpretación errada que la mayoría tiene de los símbolos. Al valor de una gorra en la cabeza. Al prejuicio de la gente. Conoce el valor del dinero. Sabe que no es tan fácil conseguirlo. Sabe que, en estos casos, está a la merced del otro. Pero detesta la mentira. Y busca hacer justicia en defensa de toda una clase social.