Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Las personas invisibles

Capítulo 86

El intermediario era un tipo alto, corpulento, pero no gordo, ni flaco. Con una remera mangas cortas de color poco llamativo, y un jean. No era ni muy joven ni muy anciano. Era justamente esa persona que cualquiera dejaría de ver, o que cualquiera dejaría de prestarle atención.

 Bueno, justamente de eso se trataba, ¿no?

La chica rubia y curvilínea llegó al restaurante y se sentó en la misma silla que siempre. En la misma mesa. Bajo la misma sombrillita que promocionaba alguna bebida. Al lado del cantero de plantas. Mirando para el mismo lugar, siempre.

Los mozos sabían que no tenían que sacarle charla a él, bah... mejor dicho, ni siquiera les interesaba. Lo que sí les llamaba la atención era la chica que siempre se sentaba delante suyo. Era verdaderamente atractiva.

- Dos cafés.

Siempre eran dos cafés, siempre ella sonreía ampliamente cuando se lo traían. Él no importaba.

La charla duraría al rededor de cinco o diez minutos, como máximo.

Nadie notaba que siempre ella se iba con el paquete que él había traído.

Era la paga.

Hasta que un día el intermediario llegó, pero ella no.

Ella estaba sedada, atada a una silla y con los ojos vendados con una corbata. Detrás de un postigón doble.

Se sentó como siempre a leer el diario. Después de mas o menos media hora de espera se disponía irse. Pero alguien lo detuvo. Un joven de cara semi pálida y alargada.

- ¿Jorge...? - Preguntó sonriendo.

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El joven de hielo llegó al restaurante. Miró varias mesas, algunas con parejas, otras con familias. Sólo cuatro de ellas tenían a tipos solos. ¿Quien podría ser el intermediario? algunos de ellos parecían pobres tipos, que tienen que andar cenando solos. Dos de ellos estaban comiendo, uno no tenía nada aún en la mesa y el otro tomaba un café.

¿Quien podría ser? y ¿cómo podría sacarle más información?

Dejó pasar cinco minutos sin llamar la atención. El tipo que no había pedido nada permaneció leyendo el diario, los dos primeros seguían engullendo y el que había tomado un café se disponía a irse.

¿Debía seguirlo?¿Sería él?¿Cómo diablos sabría que él era él?

Lo siguió. El tipo caminaba a paso apresurado y ligero. Llegó a un cajero automático para sacar dinero.

- Si viene a sacar plata ahora entonces no debe ser éste... porque tendría que tener la plata desde antes para el pago... ¿o no?

El tipo salió de los cajeros automáticos, miró al joven de hielo, le restó importancia y se fue a tomar un colectivo a la parada de allí cerca.

- Carajo ¿hasta donde voy a llegar persiguiendo a este tipo? y sin saber si en realidad él es él.

Pasó un colectivo, se frenó. algunos transeúntes lo arribaron, el tipo no. Llegó rápidamente otro colectivo y a éste sí lo abordó.

- Eso es un indicio... - Pensó inmediatamente el joven de hielo. - Si no se tomó el segundo colectivo pese a haberme visto, entonces debe ser porque NO es él. Porque si no estaría huyendo, y estaría constantemente atento a si lo persiguen o no...

Volvió al restaurante. Los tipos que estaban cenando ya se habían ido. Sólo quedaba el que leía el diario, que miraba para todos lados por encima de éste.

- Es evidente que es él.... y si no es él... entonces lo perdí. - y rió nerviosamente para sus adentros.

Ya lo tenía, ya sabía quién era el intermediario, o lo suponía fuertemente. Los segundos pasaban y parecía que la vida se le iba con ellos. Si dejaba pasar esta oportunidad, todo iba a estar perdido.

- ¡Encima de que la hija de puta de Kira no hablaba de nada del tipo...! - El joven de hielo se frotaba la cara.

Improvisó un plan. Se encontró con un chico de la calle que hacía malabares con tres naranjas.

- Che, ¿te querés ganar cincuenta pesos?
- ¿....? - El chico lo miró con interés.
- Pero tenemos que trabajar en equipo. Mirá. Ves a aquel tipo... Esperá, ¿querés o no querés?

El joven no tenía cara de pedófilo ni de explotador. El chico confió rápidamente.

- Si, dale.
- Genial. Bueno, ves el tipo que está allá leyendo el diario?
- Si...
- A todo esto, ¿vos alguna vez robaste algo?
- ...ja ajjajaja - El chico se largo a reír de un modo incriminador.
- Genial. Mejor todavía. Bueno mirá, ahora por eso te pago cien pesos. - Sonrío. - ¿Ves que tiene sobre la mesa una agenda de cuero...?
- Si...
- Bueno, eso es lo que tenemos que conseguir...
- a mí siempre me hechan de ese lugar... ¿cómo vamos a hacer?
- Mirá... yo voy a ir a distraerlo... no, mejor vos vas y... no pará.
- ¡Ya sé!
- ¿Qué? ¿se te ocurrió cómo?
- Si... ¡pero tengo una mala memoria...! - Sonrió el chico.
- Sos picante, ¿eh?.. bueno, doscientos y quedamos, ¿te parece?
- ¡si! dale... mirá, yo ya estoy acostumbrado a que me reten... muchas veces lo vi al tipo ese, siempre viene con una rubia...
- ¡Sí! ¡SI! ¡¡¡SII!!!, ¡vamos todavía! - Pensó el joven de hielo.
- Él es el que siempre hace que me echen, siempre piensa que le voy a robar... Lo que podemos hacer es que yo voy pidiendo una moneda... ¡y le manoteo la agenda y vengo corriendo...!
- ¡Si!... No. no. no. Pará... porque tendría que hacer que él no sepa que le robamos la agenda, ¿entendés?
- ...
- Pero vamos a hacer así: vos vas pidiendo monedas por las mesas, te acercás, le ponés una mano cerca de la agenda... seguro que la esconde, o la guarda en el portafolios o algo...
- ahá...
- Y ahí es adonde entro yo. Y sin que me vea le saco la agenda del portafolios por atrás. Si total está en una de las mesas de afuera y al lado del cantero con plantas...
- Bueno... dale.- Sonrió el chico.

Capítulo anterior.__________Capítulo siguiente.

1 comentario:

  1. Joven de hielo vercion choro :P . toda una mente maestra xD

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