Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Caos

Capítulo 85

Marino encuentra la pared destrozada con miles de fajos de dólares. Se detiene por un instante. Tuerce el cuello. Piensa. Recuerda un amplio bolso que vió en las habitaciones. En medio del caos que se está desatando corre, lo encuentra. Tiene un par de revistas y ropa sucia. Lo vacía en el piso. Vuelve. Empieza a echar los fajos dentro del bolso. Carga mucho, mucho dinero. Corre y se abraza a Tatiana.

- ¡¡Diego!! ¡vos sacás a Aylén!
- si, si da...

T-Paff!!

- le...

Diego sube junto a Aylén a la terraza. Ella se para sobre un borde levantado, él se inclina levemente. Aylén salta a su espalda y se prensa. Diego la abraza hacia atrás. El despegue es brutal. La casa se llena rápidamente de drogadictos que revisan los estantes, abren puertas. Se pelean por entrar primero a los distintos sitios de la casa. Ni hablar del momento en que ven el resto de los fajos de billetes que han quedado.

Marino y Tatiana aparecen en la esquina. Comienzan a caminar a prisa. Diego vuela hasta la otra esquina haciendo equilibrio, intentando que el peso extra de Aylén no le desestabilize. Tocan el suelo. Comienzan a caminar también a prisa hacia la parada.

En la calle se oyen silbidos y gritos. Todos bregando a la gente a entrar en la casa y saquear lo que encuentre.

Diego alcanza a ver a Marino y a Tatiana. Caminan rápido. Entre tanta gente que les va en sentido contrario. Aunque la gente no es agresiva... si no te metés en su camino.

Cuando están por alcanzarlos. Diego ve una cara que le resulta familiar. Piensa un segundo.

- Len seguí vos... yo después los alcanzo.
- Eh? pero adónd...

Diego ya dió media vuelta y comenzó a volver.

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Santiago firma la constancia. Ve su nombre. Su firma. En cierta forma teme. Teme a la mafia de los narcos, aliados con los policías... teme a su poder. Pero una parte adentro de sí mismo le reconforta. Sabiendo que sólo sabrán su nombre, y no el de otro de sus amigos.

- Disculpe, ¿el baño? - Pregunta
- Al final de este pasillo, doblás a la derecha. A la mitad de ese pasillo a la izquierda.

Cruza habitación tras habitación... todas con un posible Tadeo. - ¿Cuántos criminales terminarán acá? ¿Cuantos no...? ¿Cuántos de ellos serán como nosotros? ¿Habrá acaso algún otro? - Piensa. Llega al baño. Orina. Se lava las manos y la cara. Se cachetea un poco mirándose al espejo. Vuelve caminando despacio hacia la sala de espera. Escucha un ruido en una de las habitaciones. Se detiene. Escucha un suspiro.

Se fija en la habitación que acaba de pasar y ve a una anciana recostada, conectada a un montón de cables. Permanece mirándola por sólo dos segundos, cuando ella levanta la cabeza. Lo mira.

- ¡Hey!
- ...?
- Si, si, pasá, vení.

Santiago mira a los lados. No viene nadie, ni nadie vigila. Hay un silencio sorprendente. Agarra el picaporte. Gira. Entra.

- Gracias por venir.

La anciana tiene la cara pálida y está muy arrugada. La piel seca, pero suave. Los ojos de un claro verde intenso. La voz es débil. La cabeza completamente calva.

- ¿Me harías un favor?

Santiago asiente con la cabeza, meditando levemente la ilegalidad del porqué está ahí.

- ¿Sabés cómo se usa esta máquina?

La anciana mira hacia la caja metálica que la mantiene viva.

- Ni idea. Pero si querés te llamo a la enfermera...
- No, no... precisamente eso es lo que no quiero...
- ¿...?
- ¿Sabés como apagarla?
- ¿¡Qué?!
- Sí... cómo apagarla...

La anciana parpadea largamente.

- Por favor...

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Diego entra nuevamente en la casa. Entre montones de gente.
Lo ve.
Lo persigue. Deja que entre en la casa. Lo va siguiendo por entre los pasillos, a prudente distancia, y disimulado por el tumulto.
Lucas ve a mucha gente atolondrada, apurada, que se pelea al lado de una pared rota de un pasillo... vaya a saber por qué... sigue caminando, buscando un poco de polvo. Entra en una de las habitaciones de la planta alta. La cama está muy bien tendida y la habitación, aunque ordenada, no es nada de otro mundo, bastante mediocre. Se dispone a abrir algunos cajones cuando siente un portazo a sus espaldas. Da media vuelta y ve a Diego.
Está sólo con él en la habitación.

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- Mi hija, Laurita, está maniática... y yo le digo... siempre le digo... que se deje de joder... que no gaste más.

Santiago está inmóvil. Escucha y procesa cada palabra, pero no puede creer aún la petición que le está haciendo la señora.

- Y yo le digo que no es gasto... pero... pero...

Baja la cabeza.

- Vos alguna vez estuviste... internado por mucho tiempo?

Levanta la cabeza con los ojos vidriosos.

- Por una semana nomás...
- A mi me tienen desde hace siete meses...
- ...
- Y ya no quiero más ésto...
- ...
- Me duele, me incomoda... de suerte todavía puedo hablar... pero mi hija nunca me desconectaría. Estoy muy débil...
- ...
- Por favor... apagala.

3 comentarios:

  1. WTF? sera esta la vieja que sabe todo? (jotai)

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  2. La vieja sabe!! :P v. En serio, te estas volviendo odiaosamente bueno con lo del suspenso al final del capitulo -.-

    Echo

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  3. La segunda parte se la agregaste despues. :,( . pero ya ni yo se como actuaria en ese momento...

    Echo

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