Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

lunes, 18 de julio de 2011

Hacer el bien.

Capítulo 76

- Pero Santi! no le dijiste que te espere acá en esta esquina precisamente!

- Sí!, pero bueno, no lo veo por ningún lado. Esperemos un ratito más y si no viene...

- ...

- bueno...


Diego sale del baño de la anciana. Acaba de enjuagarse las heridas con jabón y ella le arrima una toalla seca y limpia, con una franca sonrisa en el rostro. Lo lleva hasta el comedor. Sobre la mesa está un pequeño botiquín.

- ¿Quiénes eran ellos?¿Vos los conocías? - Pregunta tiernamente la anciana mientras humedece un algodón con agua oxigenada.

- No, para nada. ¿Usted los conocía?

- Sí, saben pasar por acá por el frente, pero nunca había visto que le hicieran esto a nadie...- Hace un gesto levantando los hombros, sacando el labio inferior. - No, no, no... - Le coloca el algodón en el raspón del codo. - Ahí, sostenete. Diego se sostiene.

- Encima que ya me habían robado las zapatillas.- Dice Diego.

- No...! - La anciana lo mira fijo.

- si, y el celular... - asiente con la cabeza.

- Y sí, pero es así... Ésto cuando yo era jóven no pasaba... claro que, eran otros tiempos ¿no? ahora todos se besan porque si, se enganchan porque si, te golpean porque sí... - Le coloca otro algodón en las rodillas

- No, pero en realidad empezó porque vieron el color de mi bermuda...

- ...

- Celeste y negra.

- Nooo... claro! - Otro algodón en el otro brazo. - Son fanáticos. ¿no viste cómo se golpean cuando están en la cancha? Es terrible, es terrible. Encima, si te ganan, te provocan, y si pierden, te tiran pedradas... no... ésto es de ahora... porque antes... bah! antes nadie se animaba a levantarle la mano a un oficial... claro que... los oficiales eran otros ¿no?

- Y sí...

- Bueno m'hijo. Ya está limpio, te voy a traer una pomadita de Aloe vera que sirve para la piel... te la va a dejar toda brillante, lindita así, ya vas a ver...

Siego sonríe, la anciana se mete al fondo del pasillo y vuelve desde allá con un pote.

- Te va a hacer un ardorcito, pero aguante, aguante m'hijo como hizo con los pelagatos esos... no te pongas vendas, nada, porque no te va a cicatrizar sino...

Le pone el ungüento en los raspones.

- Bueno señora, muchísimas gracias.

- No fue nada m'hijo, a cualquiera le puede pasar alguna vez, ¿no? acordate de ir a hacerte ver al médico, parece que no tenés nada fracturado, pero ante la duda....

La anciana le sonríe. Diego le devuelve la sonrisa.

- Que bueno mozo que es usté m'hijo - Le besa la mejilla. Diego sale.

- Chau señora, Gracias!

Diego camina apresurado y dolorido. El viento choca contra las heridas con el ungüento y arde terriblemente.

===

- Ve! ahí está! - Dice Santiago.

- Huuu, pero que le pasó en la cara?

Clack...

La puerta del vehículo se abre, Diego entra muy despacio.

- Eh, loco, ¿que te pasó? - El auto acelera.

- Na... es largo... primero me afanaron las zapatillas y el celular, después me fijo, me quedaban 25 centavos, te llamé, y me agarraron unos hinchas de talleres chupados... que vieron la bermuda y pensaron que era de Belgrano...

- Ah, pero así pelado?

- Si... si... Echó, me puedo quedar a dormir en tu casa?

- Si, chabón, no hay drama.

- Ufff... gracias. - Diego reposa la cabeza hacia atrás.

=====

Al día siguiente Tatiana está con Marino comprando las cosas para preparar una gran torta de chocolate con dulce de leche, crema, almendras y nueces. Vuelve a su casa, el viento suave mece las hojas de los siempreverdes. Vuelve a su casa. Encuentra a su hermano con una remera mangas largas, un jean y unos lentes de sol.

- Heee feliz cumple Tati!!!

Le da un abrazo. Mientras lo hace, le hace un gesto con el labio a Marino. Marino piensa un segundo.

- Tati! trajiste la leche condensada!?

- Ah... ehhh...

- Dame las cosas para la torta. Vayan a buscarla. - Dice Diego.

Salen Tatiana y Marino nuevamente, ella camina apurada, él rezonga y camina despacio.

- Acá!

- No, acá son chotas, vamos al shopping...

- Marino estoy apurada!

- Dale, dale no seas vaga... - La abraza y la lleva de la mano.

Vuelven cuarenta minutos más tarde a la casa. Tatiana antes de poner la llave en la cerradura frunce el entrecejo, abre un vórtice en la puerta e intenta ver a través. Nada. Oscuridad.

Abre.

- ¡¡¡¡¡¡SORPRESA!!!!!!

- waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Se prenden las luces. sobre la mesa hay una caja forrada rellena de regalos.

- Bah... estos no son nada... son regalos simples y crotos, mirá lo que te dejé yo en la pieza Tati...

- Osea! - Dice Ana.

- Ya sé, estoy jodiendo Anita...

- Aaaaaawwwhhh!!! ¿qué es? - Tatiana miró para arriba.

- Está la luz apagada también, vas a tener que subir.

- Aaaa... - Ella corre.

Marino se queda abajo con los chicos y les dice: cinco segundos.

- uno... dos... - va extendiendo los dedos de la mano.

Tatiana sube las escaleras.

- tres...

Abre la puerta.

- cuatro...

Prende la luz y lo ve. La mano de Marino se extiende en un cinco.

- WWWWAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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