Capítulo 76
- Pero Santi! no le dijiste que te espere acá en esta esquina precisamente!
- Sí!, pero bueno, no lo veo por ningún lado. Esperemos un ratito más y si no viene...
- ...
- bueno...
Diego sale del baño de la anciana. Acaba de enjuagarse las heridas con jabón y ella le arrima una toalla seca y limpia, con una franca sonrisa en el rostro. Lo lleva hasta el comedor. Sobre la mesa está un pequeño botiquín.
- ¿Quiénes eran ellos?¿Vos los conocías? - Pregunta tiernamente la anciana mientras humedece un algodón con agua oxigenada.
- No, para nada. ¿Usted los conocía?
- Sí, saben pasar por acá por el frente, pero nunca había visto que le hicieran esto a nadie...- Hace un gesto levantando los hombros, sacando el labio inferior. - No, no, no... - Le coloca el algodón en el raspón del codo. - Ahí, sostenete. Diego se sostiene.
- Encima que ya me habían robado las zapatillas.- Dice Diego.
- No...! - La anciana lo mira fijo.
- si, y el celular... - asiente con la cabeza.
- Y sí, pero es así... Ésto cuando yo era jóven no pasaba... claro que, eran otros tiempos ¿no? ahora todos se besan porque si, se enganchan porque si, te golpean porque sí... - Le coloca otro algodón en las rodillas
- No, pero en realidad empezó porque vieron el color de mi bermuda...
- ...
- Celeste y negra.
- Nooo... claro! - Otro algodón en el otro brazo. - Son fanáticos. ¿no viste cómo se golpean cuando están en la cancha? Es terrible, es terrible. Encima, si te ganan, te provocan, y si pierden, te tiran pedradas... no... ésto es de ahora... porque antes... bah! antes nadie se animaba a levantarle la mano a un oficial... claro que... los oficiales eran otros ¿no?
- Y sí...
- Bueno m'hijo. Ya está limpio, te voy a traer una pomadita de Aloe vera que sirve para la piel... te la va a dejar toda brillante, lindita así, ya vas a ver...
Siego sonríe, la anciana se mete al fondo del pasillo y vuelve desde allá con un pote.
- Te va a hacer un ardorcito, pero aguante, aguante m'hijo como hizo con los pelagatos esos... no te pongas vendas, nada, porque no te va a cicatrizar sino...
Le pone el ungüento en los raspones.
- Bueno señora, muchísimas gracias.
- No fue nada m'hijo, a cualquiera le puede pasar alguna vez, ¿no? acordate de ir a hacerte ver al médico, parece que no tenés nada fracturado, pero ante la duda....
La anciana le sonríe. Diego le devuelve la sonrisa.
- Que bueno mozo que es usté m'hijo - Le besa la mejilla. Diego sale.
- Chau señora, Gracias!
Diego camina apresurado y dolorido. El viento choca contra las heridas con el ungüento y arde terriblemente.
===
- Ve! ahí está! - Dice Santiago.
- Huuu, pero que le pasó en la cara?
Clack...
La puerta del vehículo se abre, Diego entra muy despacio.
- Eh, loco, ¿que te pasó? - El auto acelera.
- Na... es largo... primero me afanaron las zapatillas y el celular, después me fijo, me quedaban 25 centavos, te llamé, y me agarraron unos hinchas de talleres chupados... que vieron la bermuda y pensaron que era de Belgrano...
- Ah, pero así pelado?
- Si... si... Echó, me puedo quedar a dormir en tu casa?
- Si, chabón, no hay drama.
- Ufff... gracias. - Diego reposa la cabeza hacia atrás.
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Al día siguiente Tatiana está con Marino comprando las cosas para preparar una gran torta de chocolate con dulce de leche, crema, almendras y nueces. Vuelve a su casa, el viento suave mece las hojas de los siempreverdes. Vuelve a su casa. Encuentra a su hermano con una remera mangas largas, un jean y unos lentes de sol.
- Heee feliz cumple Tati!!!
Le da un abrazo. Mientras lo hace, le hace un gesto con el labio a Marino. Marino piensa un segundo.
- Tati! trajiste la leche condensada!?
- Ah... ehhh...
- Dame las cosas para la torta. Vayan a buscarla. - Dice Diego.
Salen Tatiana y Marino nuevamente, ella camina apurada, él rezonga y camina despacio.
- Acá!
- No, acá son chotas, vamos al shopping...
- Marino estoy apurada!
- Dale, dale no seas vaga... - La abraza y la lleva de la mano.
Vuelven cuarenta minutos más tarde a la casa. Tatiana antes de poner la llave en la cerradura frunce el entrecejo, abre un vórtice en la puerta e intenta ver a través. Nada. Oscuridad.
Abre.
- ¡¡¡¡¡¡SORPRESA!!!!!!
- waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Se prenden las luces. sobre la mesa hay una caja forrada rellena de regalos.
- Bah... estos no son nada... son regalos simples y crotos, mirá lo que te dejé yo en la pieza Tati...
- Osea! - Dice Ana.
- Ya sé, estoy jodiendo Anita...
- Aaaaaawwwhhh!!! ¿qué es? - Tatiana miró para arriba.
- Está la luz apagada también, vas a tener que subir.
- Aaaa... - Ella corre.
Marino se queda abajo con los chicos y les dice: cinco segundos.
- uno... dos... - va extendiendo los dedos de la mano.
Tatiana sube las escaleras.
- tres...
Abre la puerta.
- cuatro...
Prende la luz y lo ve. La mano de Marino se extiende en un cinco.
- WWWWAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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Una historia real se trata efectivamente de todo lo contrario. Un grupo de adolescentes se da cuenta, de pronto, de que tiene facultades aumentadas, sobrenaturales. La historia aborda problemas de toda índole intentando darle el mayor y más crudo realismo pero sin dejar de intentar emanar una chispa de magia que salpique a la cotidianeidad y se le ría en la cara.
HR, un proyecto, ningún límite.
Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.
jajajajajajaja XD
ResponderBorrarEcho