Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Caracterización.

Capítulo 50

No podía ser cierto. Pese a que Paula confiaba muchísimo en Mariana, tenía que corroborarlo. Fue a buscar el diario que su padre había comprado ese dia. No podía ser verdad

- ¿Y qué les voy a decir?
- No sé Mari, inventá algo, como que vos querías cruzar la calle y lo quisiste salvar…
- Ya lo intenté. – Mariana sonaba un poco menos angustiada. – Pero no me creyó.

Finalmente Paula encuentra el periódico. Va rápidamente hasta la sección “sucesos”.

- Bueno, ¿qué otra manera habría?
- Dicen que me van a poner en prisión preventiva hasta el día del juicio… y… y que… - Se quiebra en llanto nuevamente – Que según la ley me pueden condenar a prisión perpetua… ¡Pero yo no lo maté!

Paula piensa y avalúa las cosas lo más fríamente que puede. Frente a ella, el titular con grandes letras negras anuncia:

Adolescente empuja a anciano hacia la muerte en barrio Alberdi.

- Mierda… - Paula no puede no sorprenderse…
- Si, es horrible…

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El joven de hielo podía “enfriar” cualquier tipo de materia. Disminuía la temperatura a la velocidad que desease. Primero debía extender su brazo hacia el lugar que deseaba congelar, luego debía concentrarse en ello con sumo esfuerzo. Si descargaba con demasiada brutalidad su habilidad podía llegar a producir la necrosis celular instantánea en cualquier órgano de algún organismo vivo, o la cristalización del hielo dentro de un tejido, lo cual lo volvería inutilizable. Inicialmente había congelado a distancia, pero en la actualidad, y por mera cuestión “estética”, iba enfriando el aire desde la palma de alguna de sus manos hasta el objetivo. Como si lanzara un rayo hiperenfriante.

Pese a lo friolento que había sido en el pasado, ahora se mostraba más tolerante a las bajas temperaturas. Lo que no significaba que pudiera congelar su propio puño cerrado para endurecerlo y no sufrir después sus consecuencias. No. Todavía era bastante humano en eso.
Le agradaba realizar pruebas como abrir la canilla y lograr congelar la columna de agua antes de que terminase de caer, obteniendo hielo de la manera mas rápida. Definitivamente era muy útil en los calurosos días de verano, en los que su habitación resultaba el lugar más aliviante del continente y en donde las bebidas a temperatura ambiente no resultaban para nada desagradables después de pedirle un pequeño favor.
Lamentablemente vivía solo. Entrenaba duro su habilidad desde el tiempo en que la adquirió, el cual le resultaba escasísimo.

Podía consumir una combustión muy rápidamente por el mero hecho de saturar la producción de calor con una mayor “consumición” de éste.

Sabía perfectamente que los líquidos se volvían mucho mas “maleables” estando a menor temperatura y que muchos sólidos se tornaban terriblemente frágiles al estar congelados.

Pese a que, suponía, alcanzaba a variar la temperatura en sólo unos 35 o 40 grados Celsius, su velocidad era increíble y su potencial muy elevado.

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Natalia podía mover nada más, ni nada menos, que agua. En el estado en el que estuviera. Ya había probado controlar su propia sangre y lo había logrado con éxito. Aunque luego de esa noche reflexionó que todas y absolutamente todas las células de un organismo vivo contenían agua en su citoplasma. O al menos eso creía. Investigando llegó a saber que al menos un 70% del cito sol de las células eucariota era agua. ¿Podría algún día controlar todo el cuerpo de una persona?...

Su habilidad consistía, como todas las demás “quinesis”, en mover molecularmente una sustancia. Era como mover un músculo, levantar una ceja, o guiñar un ojo. Era tan simple y complicado de explicar al mismo tiempo… Por más de que lo intentaba, aun no lograba comprimir ni modificar la densidad de ésta.

Podía dominar el movimiento como un chorro fuerte. Así hizo callar en repetidas ocasiones a las vecinas que no dejaban de gritar.
También era muy útil para cuando había que traer el hielo, o agua líquida, desde la heladera y no quería levantarse.

Sólo una noche en que llovía torrencialmente y se encontraba a solas en su casa, subió hasta la azotea. Sentir tantas gotas cayendo ahora le parecía totalmente otra sensación. Podía bailar con la lluvia, hacer esferas con ambas manos y lanzarlas hasta que estallaran contra una pared. Extendió sus brazos hacia arriba y comenzó a detener cada gota que estuviere por mojarla, armando una película transparente por encima de su cabeza. Podía hacerse vestidos de agua, pantalones, remeras, camperas (con capucha por si llueve). Reía a carcajadas Natalia, al mismo tiempo que la lluvia se convertía en su gran aliada. Levantaba pequeñas torres, lograba que al menos tres esferas de unos quince centímetros de diámetro orbitasen en torno a ella constantemente. Elaboraba gruesas cuerdas, con las cuales danzaba girando los brazos.

Afirmaría todavía hoy que valió la pena esa sensación pese al terrible resfrío previo.

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Antonella podía liberar adrenalina a conciencia, aumentar su capacidad de reflejos, su elasticidad, la tenacidad muscular, el ritmo cardíaco.
Piruetas que antes veía como inalcanzables ahora resultaban tan pero tan fáciles… dar cinco pasos en vertical por una pared ya no era un reto, hacer una mortal hacia atrás con giro luego de esto, tampoco.
Eternos fligs flags, tanto para delante como para atrás. Morteros, verticales desde el piso, medialunas dobles desde el techo de su casa, equilibrio extremo. Por difícil que antes le parecía, ahora podía bailar como cosaco, hacer el gusano, el moonwalk y el complicado paso de McHammer.
Los movimientos desarticulados de cada uno de los músculos, la contractibilidad y elasticidad de los tendones. Todo movimiento corporal estaba bajo su dominio.
Si ella quería cabía dentro de un bolso estándar, dentro de un cajón medianamente grande o dentro de un horno. Era sencillamente portátil.

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Diego estaba encerrado en su propia habitación, a solas, y sin pensarlo demasiado se quizó las zapatillas pisando con la punta del pie izquierdo en el talón de la derecha y viceversa, pegó un par de patadas al aire para lanzarlas. Miró a la pared que tenía a su izquierda y comenzó a rebotar en una pared, en otra, en el techo, en el piso, todo era lo mismo. Se sentía como en gravedad lunar. Haciendo ésto recorrió todo el pasillo de su casa, hasta llegar a la cocina, donde decidió moderarse levemente. Piso nuevamente el suelo verdadero, salió al patio y en menos de dos segundos estaba seis metros más arriba.

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- Encima dicen que ni siquiera tienen que hacer un peritaje porque con la cantidad de testigos que tienen les basta y les sobra…
- Pero vos… ¿Qué les dijiste?
- Y… nada, me quedé callada y admití que lo toqué un poco antes de que se muriera. Dios santo…

Capítulo anterior.__________Capítulo siguiente.

8 comentarios:

  1. =O y ese diego?? jodeme qe puede volar ¬¬

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  2. a la merda! muy bueno rolo :), excepto que esa mano con el agua no tiene mada que ver con la mano de la nati XD

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  3. si, eso si, pero bueno, ERA LA MANO DE LA MADRE

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  4. la mano d la madre??? no entendi jejej xD
    esta bueno este xD
    y ese diego quien joraca es??

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  5. mauritooooooo.. como se llama..? diego mauro



    che toy feliz con la historia.. =D

    Antoo

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  6. mari is in the horno with potatoes (pau)

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