Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

domingo, 13 de marzo de 2011

Bienaventuranza.

Capítulo 46

Mario Robles fue a la primaria, tuvo el privilegio de poder concurrir a una, aunque algo mediocre, secundaria. Más tarde realizó la carrera de Ingeniería del Petróleo…
Pasó por la vida concentrándose en volcar su tiempo en el estudio, procurando disminuir al mínimo distracciones como juntarse con amigos, salir a bailar los fines de semana, tener múltiples novias…

No había bebido casi nunca en su vida, sólo en épocas festivas, una sidra o un ananá fizz…

Pero la vida lo había superado, hoy, veinte años más tarde de su graduación, veinte años después de haber conseguido una plancha de celulosa con tinta dispuesta de una artística manera y con más ornamentos que los necesarios, nada había resultado como lo hubiera planeado.

La calle Rosario de Santa Fe resultaba un lugar confortable, o al menos lo era al momento de la noche… No podía bañarse casi nunca, el vino se había convertido en un gran colega para las noches de soledad… la piel se le había oscurecido notablemente pero no sólo por pasar 24 horas al día a la intemperie sino también porque la grasa, la falta de higiene, el polvillo que traía el viento, el comer con las manos sin tener con qué limpiarse, y demás factores, contribuían a la falta de limpieza corporal de Mario.

Aún lo recuerda… ¿Cómo olvidarlo? ¿Cómo se olvida uno de los únicos recuerdos que le quedan? ¿Cómo olvidaría la única historia que tenía para contar desde hacía más de diez años?

Había estado casado, pero claro, eran otros tiempos, un hijo había nacido y crecido fruto del amor entre él y su esposa. Mas la economía siempre logra meter sus garras, destrozándolo todo a su paso... La crisis económica ponía las cosas cada vez más tensas en su hogar. Quien lo había contratado tardó sólo un año en recurrir a “recortes del personal”…

El tener que dedicarse exclusivamente a hacer “changas” lo llevaba a sobre exigirse, lo cual le estresaba, y derivaba en un griterío familiar constante, una discusión constante, la familia dejaba de conformar un equipo debido a las pequeñas confrontaciones internas. Las ofertas de trabajo jugaban demasiado bien a als escondidas... El papel no se hizo esperar demasiado…

Recostado en el amplio escalón de un comercio clausurado, bajo el toldo amigo, Mario extrae del bolsillo izquierdo de su campera la foto de su hijo. 6 años…
6 años tenía el hijo cuando pudo compartir con él, por última vez, el mismo techo… después del divorcio y de la intromisión de los abogados, su esposa le negaba la visita a la casa, le pedía que se aleje y que no lo hiciera más difícil para todos. Le negaba también el poder ver a su propio hijo. Tres años después de haber dormido en habitaciones alquiladas, de pasar de casa de un amigo a casa de otro… pero sin quedarse demasiado tiempo, (no quería ser una carga, además de que su vínculo de amistad no era tan fuerte, ya que él era de los que “habían preferido estudiar”) se volcó a dormir de lleno en las calles, y a vivir de la venta de peperina, cadron, y otros yuyitos para el mate. Durmiendo todos los días bajo el mismo toldo, con el bolso lleno de mercadería como almohada.

Ahora tranquilamente le podría servir el título para envolver la peperina que vendía, o el cedrón… o para limpiarse después de ir al baño subterráneo de la Plaza San Martín. Pero de petróleo, ja! De eso si que no se sabía nada…

Siente ganas de llorar, de suicidarse, de tirar la toalla, pero al mismo tiempo algo de fuego arde aún en su interior, no es venganza, no es rencor, es… ESPERANZA.

El alto y recio jóven pasa caminando al lado de Mario y, como todas las personas sigue caminando, casi sin prestarle importancia…
Pero quizás fue el fuego mismo, el mismísimo fuego que tanto fascinaba al joven y tanto persistía dentro del adulto… quizá fuera eso lo que lo obligó a detenerse.
La gente tiende a negarse al mero hecho de detenerse en medio de la calle, dar media vuelta y volver caminando a algún lugar, es un comportamiento influenciado por una presión social estúpida y vacía.

Sin embargo, nuestro amable joven de Fuego hoy no haría lo mismo que todos los días…
No haría lo mismo que todas las personas...
No.

- Oiga señor…
- Eh?
- Oiga señor … - pensando en qué decir… qué palabras utilizar.
- Si, ¿qué pasa?
- …
- ¿…?
- Sígame, tome, tenga un cospel.
- No, no, no, muchas gracias – Temeroso, Mario se niega.
- Señor, por favor, ¿no le gustaría poder bañarse y dormir en un colchón?
- ¿Dónde? En esos hogares comunitarios?¿En esos albergues? No.. ahí te roban todo…
- No Señor… Sígame, vamos a tomar un colectivo.- Ahora más decidido, comienza a caminar rumbo a la parada.
- Esperá.. ¿? – Se para Mario, sigue el paso del joven.
- Va a venir a mi casa…
- Pero, amigo, vos no tenés hermanos, padres?
- Si.
- Y no les va a molestar?
- No, no creo…
- …
- Además, aunque les moleste, ya no me importa.
- Pero hey, no quiero ser una carga para tu familia…
- No vas a ser una carga para mi familia, YA SOS UNA RESPONSABILIDAD PARA MI…
- ¿…?
- Simplemente actúo como creo que deberíamos actuar todos…
- Bueno… - Algo más convencido.
- Si vos querés quedarte, quedate, pero que sea por convicción propia y no por no incomodarme. Además, mirá, si me acompañás no perdés nada…
- … - Por cómo le temblaba la voz al hablar y por cómo lo decía, mirándolo fijamente a los ojos. Mario se dio cuenta de que éste joven era distinto, y se sintió algo más confortado, perdiendo el miedo a que lo noqueen y trafiquen sus órganos, o a que le roben, perdiendo todo miedo…

Veinte minutos más tarde, en la parada del colectivo de la calle 27 de Abril, Mario y el joven esteran mirándo al horizonte de la calle.

- Bueno, está bien.
- ¿Ya te decidiste? – Sonríe el joven por la demora de tal comentario.
- Mario Robles, a tu disposición. – Extendiéndole una mano franca.
- Gracias. – Aceptando el apretón de manos.
- ¿Tu nombre?

Sonríe el joven de Fuego…

Capítulo anterior.__________Capítulo siguiente.

6 comentarios:

  1. aaah perro, te encanta no decir nombres!!!

    ResponderBorrar
  2. haaa!! q intrigaaa xD (TATI)

    ResponderBorrar
  3. rolo y la pm q te remil pario, toy arto, sos como los mangas, nunka termina de pasar nada -.- (david)

    ResponderBorrar
  4. COMO!!!!!! no entiendo rolo, quiero ACCION!!! (jotai)

    ResponderBorrar
  5. hey! si pasó algo... el joven de fuego hizo algo que el 98% de las personas no hace! es un héroe!

    ResponderBorrar
  6. jajajajaja me mató el comentario furioso de davidcito :P jaja muy buen capítulo, aleluya por el joven del fuego :D!! (haciendo una cosa que yo no haría -.-) no puedo evitar imaginar que es quien creo que es después veo que nada que ver (como cuando me imaginaba a harry potter como el de la tapa) jajaja seguiré leyendo (pau)

    ResponderBorrar

¿Qué te pareció este capítulo?