Todo gran viaje, comienza con un pequeño paso.

Capítulo 31

Caminaron las dos cuadras hasta llegar al terreno baldío que Santiago había propuesto, la charla como siempre, habitual, de variadas temáticas.

Finalmente llegaron e ingresaron hasta lo mas profundo del pastizal, por suerte en barrios tranquilos como en el de Santiago no habria mucha gente rondando por las calles, no les fue difícil no ser vistos.

Rolando relevaba el área intentando sentir alguna particula de metal suelta entre tanto baldío.

- A ver si encontrás todo lo que hay que encontrar Rolo! - Desafió Tatiana.

Rolando la miró fijamente y un momento despues cerró los ojos y empezó a nombrar un listado de cosas, a medida que las iba nombrando éstas se iban elevando y quedaban levitando en el aire.

- Dos latas oxidadas, un alambre retorcido, dos monedas de... ¡un peso!, dos chapas rotosas de un metro mas o menos de ancho por dos metros de largo, la partecita de arriba de una cuchara, un ¿cuchillo?, ponele y cuatro latas oxidadas más.

- ¡Jaja! ¡¡Te faltó una cosa!!

Rolando se esforzó aún más. no podia sentir la presencia de la cosa que le faltaba.
Se esforzó, se esforzó.
No, no había caso.

- Mirá allá, atras de ese pastizal, hay una placa brillosa, debe ser de metal.

Mientras tanto Santiago miraba al suelo recordando aquella noche en que se había dormido en el césped de ese mismo baldío gigante. Se detuvo de pronto, una cuchilla algo extraña levitaba delante de él y de pronto cayó clavada al piso. Santiago la agarró.

- Guau. - exclamó.

Marino abrazaba a su novia y le dedicaba ahora un beso.
Macarena, Claudia y Ulises charlaban de temas cotidianos.
Rolando fue hasta detrás del pastizal que Tatiana había señalado. Buscó unos instantes, encontro una roca, miró a Tatiana, ante la respuesta negativa la lanzó hacia atrás suyo. Luego encontró un extraño cristal con forma de rombo alargado, achatado, transparente, biconvexo, lo cual formaba una buena lente.

- ¡Ésa es! - dijo Tatiana.

Rolando estaba maravillado como un niño pequeño con un jueguete nuevo. Algo en el extraño lente de vidrio le llamaba poderosísimamente la atención.
Santiago quiso probar el filo de la nueva cuchilla que habia encontrado. Lanzó el cuchillazo contra unos altos pastizales de allí. Nada. Cero filo.

- ¡Tati esto no es metal! - Exclamó Rolando.
- Ah, ¿No? pero desde lejos era bien brillante...
- Si, de eso no hay duda. - Dijo rolando mostrándoles el cristal brillante por arriba, asqueroso de barro y tierra por abajo.
- ¡Agh! Rolo, ¡Tirá eso!
- No, creo que me lo voy a quedar. - Respondió y se lo guardó en el bolsillo trasero del Jean
- Aaagg, ¡Qué asco!.
- Bueno chicos, ¿Empezamos?
- ¿Cómo empezamos?¿Qué vamos a hacer ahora?
- Bueno podríamos practicar reflejos... pero no como siempre sino utilizando los pod...
- ¿Algo así? - Interrumpió Santiago , que venía caminando por detrás de Rolando, tirándole un cuchillazo al hombro izquierdo, no con intención de lastimarlo, sino de sólo asustarlo.
No lo logró. Ni bien comenzó a preguntar, la cuchilla salió volando de sus manos, pasó por encima de Rolando y éste estiró el brazo y la atrajo inmediatamente.

- No. más bien yo diría algo como... - Inmediatamente Rolando se inclinó hacia delante y Santiago saltó hacia atrás cubriéndose el rostro con ambos brazos y al mismo tiempo haciendo nacer del suelo una mini muralla de tierra de un metro y medio de alto.

- ¡Dale! - Simplemente exclamó Santiago con mucho entusiasmo en su voz.
- Oh chicos, ¿Pelear?, no da, eso es muy de los animé... - dijo Ulises.
- Dale flancito, que si peleas seguro que nadie te puede hacer nada...- Respondió Santiago
- Oy, no chicos, no da pelear... - Dijo Claudia
- Bueno los que no quieran pelear no peleen, pero quienes quieran aumentar sus reflejos...
- Y yo ¿Cómo carajo se supone que voy a mejorar los reflejos de mi poder? - Dijo Macarena.
- Bueno mirá, hacemos lo siguiente, probamos tu velocidad de metamorfosis, o algo así... no sé , ¿ya probaste metamorfosearte como la Claudia?
- ¡Echó! te juego una carrera.- Propuso Marino.
- ¡¡Si dale!! yo te juego un torneo de quien cava mas rápido, ¿Querés?. - Respondió sarcásticamente Santiago.
- Bueno, podríamos probar lo mas clásico, ¡Echó! - Rolando hizo levitar las dos latas oxidadas al lado de su mano. - ¿Querés practicar reflejos? - Pero inmediatamente ambas se deshicieron en pequeñas piedritas de metal oxidado...
Rolando miró a Claudia, quien lo miró como una madre que se preocupa por sus hijos, y comprendió a qué se refería con eso...

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