Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

sábado, 27 de noviembre de 2010

♪... I want to hold your hand... ♫ ... ♬

{Por Paula} Capítulo 28

Los super héroes nunca llamaron demasiado su atención. Quizás fuese gracias a sus aires de superioridad, quizás fuese porque usaban los calzones arriba de los pantalones, quizás porque hacían que las soluciones a los problemas reales pareciesen tan estúpidas y sencillas que... ¿Por qué sólo el héroe podía encontrarlas?Tampoco era que los odiase, digamos que ella no se metía con los superhéroes y ellos no se metían con ella, tenían un pacto silencioso y sin necesidad de contratos ( ella tenía un pacto... con seres que no existían).

La cuestión es que nunca se imaginó que de repente todo esto de "¡Miren tengo poderes! ¡Mirenmeee!¡No sabés lo que descubrí que podía hacer ayer!" "¿Dónde hay un terreno baldío que pueda destruir sin que a nadie le importe? ¡Tengo tu anillo aahhhjaja tengo tu anillo y ni siquiera tuve que forcejear, muajaja!" "Adivina quien soy (persona - masa amorfa - persona famosa)" se iba a volver tan común.

Era una persona un tanto envidiosa... y si bien no le interesaban tanto las cosas maravillosas y los mundos de metrópolis o de ciudad gótica o esos únicos sitios donde villanos como el guasón podían existir y ser tomados como algo posible, tampoco se quería perder la fiesta... y si a todos les iba a pasar cosas emocionantes ¿Por qué no a ella?

De un día para el otro, uno de sus amigos salió con que tenía superpoderes... todos se sorprendieron, todos dijeron ¡Uou! (o alguna exclamación equivalente), pero Paula pensó que sólamente se trataba de alguna especie de "Elegido" y se conformó con su función de ser ordinaria.

Cuando día tras día empezaron a aparecer cada vez más superpoderes, la invadió la casi convicción de que tarde o temprano le tendría que tocar a ella.

Cada día cuando se levantaba intentaba mover las cosas con su mente... las miraba fijamente, con expresión de enojo (que era su expresión de concentración también) y podía pasar quince minutos así antes de resignarse y a veces correr a tirar la cosa que quería mover, para que se moviese aunque fuese gracias a sus manos enojadas.

Un día se le puso que su poder era enfriar las cosas... un poder poco ¡¡wowwww!! pero un poder al fin. Su madre le sirvió la sopa y Paula metió la mano extendida adentro del plato... quemaduras de segundo grado.

Un poco más ambiciosa se dijo "Quizás ya tengo el poder... pero no estoy en el lugar en donde puede funcionar o no tengo los elementos necesarios... tengo que ir al cementerio".

Fue a pasar la noche al cementerio, convencida de que su poder, sin ningún lugar a dudas, tenía que ser resucitar a los muertos. Era completamente posible... seguramente ya era capaz de hacerlo, pero como no tenía muertos a mano no había podido descubrirlo. Se murió de frío (en sentido figurado, claro).

Finalmente, luego de otros varios intentos vergonzosos que no viene al caso mencionar para preservar su dignidad, Paula se dio por vencida. Se convenció, con toda la actitud positiva posible, que quizás su rol en toda esta cuestión era ser la espectadora. Recordó una película que había visto en el Disney channel (porque no había nada más que ver, claro) sobre un chico que no tenía poderes... y no se acordaba el final ni la moraleja, pero se alegró de encontrar alguna especie de antecedente.

- Hola querida... ¿Qué tul tu finde? - le preguntó Ana una mañana en que llegó al aula y vio a Paula con cara de... pocos amigos.

- Aburridísimo... puro vacío... estuve en la compu... vi una peli malísima... todo mal. ¿Y vos? - respondió Paula haciendo gala de toda la alegría posible.

- ¡Y... me di cuenta de que puedo leer las mentes! - Le dijo emocionada.

- ¡¡¿¡En serio??!! Noooo buenísimo!!! ¿Qué estoy pensando? - le dijo Paula, contenta.

- Estás pensando "Ohh, yo quería ese poder" - le dijo Ana mientras la miraba con una sonrisa maliciosa.

- Ups... yo no quise pensar...

- No importa... te sorprenderías de la cantidad de gente que piensa cosas odiosas por la calle.

- En realidad creo que no... pero no importa. Dale, dale, ¡¡¡decime qué están pensando todos en el aula!!! - le dijo Paula y debido a la emoción que le producía el acontecimiento, la tomó de la mano y se la sacudió, como diciéndole que se apurase.

- Bueno... te digo el pensamiento del profe primero - le dijo Ana."Uh... que curso burro. ¿Qué hago? Yo explico unos problemitas y me siento a esperar que la hora pase..." pensó el profe de matemática.

- Qué vaago. - exclamó Paula.

- ¿Qué? - Le dijo Ana extrañada - Todavía no te dije... ¿Cómo sabías...?

- ¡AHHHH! Tenemos el mismo poder!!! - gritó Paula emocionada y la mitad del curso la miró extrañado y prosiguió con la charla habitual en la hora de matemática. Paula estaba muy emocionada, aunque pudo leer el pensamiento de Ana "Oh... ya no tengo un poder especial" e intentó calmarse y no presumir demasiado.

Cuando salieron al recreo, Paula se fijó en el aula del lado, buscando a Mariana para compartir su hallazgo con otra persona, cuando Mariana salió del curso, sumida por completo en sus pensamientos, Paula le arrebató las manos y las tomó con fuerza, mientras comenzaba a sacudirlas anticipando la emoción que le producía lo que le iba a contar.

"En tres segundos me va a saludar la Nati" Pensó Paula

1

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- ¡Hola Pau! - dijo la Nati y le dio un beso.

"MMMmmm... eso no es exactamente leer las mentes... esto es más como el poder de Mari..." - Pensó.

Por fin, mi paciente lector, llegamos al punto más importante de esta narración. Las fichas, aunque no sin cierta dificultad, se acomodaron en el turbado cerebro de Paula, y, lentamente, despacio, llegó a la conclusión de que podía absorver y utilizar poderes ajenos. Toda una ladrona. Aleluya.

Algo en su teoría de por qué no descubría su poder tenía sentido. Se dio cuenta de que no tenía la costumbre de agarrar las manos de las otras personas en casi ningún momento... excepto quizás las de Ana, o las de Mariana.

De ahí en más, se volvió más simpática y tomó las manos de las otras personas con más frecuencia.

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