Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Basta frecuentemente una frase corta para derribar un poder.

La pregunta básica sería ¿la naturaleza es buena? Porque ella tenía el poder más relacionado con la naturaleza que yo hubiera conocido. Y a ella siempre la vi como a una muy buena chica. Muy correcta. Muy sabia, como la naturaleza misma…
Siempre que la miraba extendiendo su brazo hacia cualquier cosa fabricada artificialmente pensaba en esa pregunta… ¿La naturaleza es buena? 




Capítulo 23

Claudia caminaba por una calle céntrica, escuchaba desde hacía ya varias cuadras los sonidos mas graves (de bombos y gritos ininteligibles aún) que provenían desde la misma esquina en la cual ella debía doblar, a medida que se iba acercando los sonidos agudos se empezaron a hacer notar y, entre medio del ritmo que llevaban los bombos se hizo escuchar el cántico de un numeroso grupo que exponía abiertamente su repudio al nuevo aumento del cospel, ésta vez buscaba trepar a los $5. Antes de doblar logró distinguir un sonido inconfundible.

¡CRAM! ¡CRAM! ¡CRAM!

Balas de goma.

Finalmente Claudia dobló la esquina y lo vio.

El grupo de gente no era enorme. Era colosal. Y además empezaban justamente a apedrear a los uniformados en ese preciso instante. Dudó, no sabía qué debía hacer y el caos se había generado a los pocos metros de ella. Todo estaba ahora lleno de humo. Vio a un policía que, con el disparo, había hecho caer a una mujer de bruces al pavimento y se acercaba a ella apuntándole. Miró al piso mientras apretaba el maxilar y el fervor heroico que siempre poseía comenzaba a hervir dentro de sus venas. Notó que en el piso había alguna que otra piedra suelta. Impulsivamente agarró una, casi sin pensarlo. Levantó la vista. La mujer ahora intentaba pararse al mismo tiempo que el policía brusca y torpemente la agarraba del pelo, en la desesperación ésta le pateó las canillas con fuerza y le escupió en el centro del uniforme. El uniformado se cansó, la soltó, ella se dio vuelta y se disponía a irse, él cargó el arma, ella dio dos pasos, él le apuntó a quemarropa y…

¡TACK!

Un piedrazo muy bien puesto en el casco lo desconcentró y le hizo dar un paso hacia el costado, giró la cabeza y divisó que una chica joven, de tez morena, estatura media, pelo algo corto que se le asomaba debajo de un gorrito de lana y lentes de armazón negro le miraba, totalmente cargada de odio y le arrojaba ahora otra piedra. Estaba a unos 10 metros. Se quedó mirando fijamente a Claudia, mientras la otra chica se escapaba insultándolo.

Sin dudarlo dos veces apuntó directo a Claudia. La miraba fijo. Empuñaba su arma, con la mano derecha el gatillo y la izquierda preparada para recargarElla dio dos pasos en dirección hacia el arma y, sin siquiera levantar el brazo, sino tan sólo el antebrazo y entreabriendo los dedos, se concentró un poco.

Cinco segundos después el arma ya no existía como tal. Se había desgranado en polvillo metálico que se dejaba llevar por el viento.

El policía miró a Claudia con pavor. Miedo. Pánico.

Ella no tuvo más que caminar hacia él para hacerlo retroceder a toda prisa.

Ir a Capítulo 22: Un gran poder conlleva una gran responsabilidad._____Ir a capítulo 24: Cualquier poder, si no se basa en la unión, es débil.

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