Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Villain Coop 0.7.4

- Me di cuenta de que vos tenés razón. - Me dijo después de que le dí su parte.
- La plata te hizo darte cuenta? Mirá vos, que bien...
- No, no fue por la plata.
- Callate querés? - Le respondí casi gritando mientras desenfundaba.
- No, no no no... pará. Esperá. De verdad que lo pensé y estoy convencido...
- Ah si?, Ah si? A ver... parate.

Se puso de pie.

- Andá a robarle a ese nene que viene allá.
- Sí.


El otro fue corriendo, encaró al chico. El pibe era uno de esos que limpiaban parabrisas en las esquinas para vivir, había juntado diez pesos en monedas y ese día y sólo estaba volviendo a su casa, no le había hecho mal a nadie por existir.

- Dame la guita.
- Eh guacho que te pasa loco? - Respondió el flaco niño.

El otro no respondió, miró hacia atrás, yo le estaba mirando.

Me miró e intercedió, lo empujó, lo tiro al piso, le pateó la boca del estómago y luego, mientras el chico se retorcía del dolor, le quitó TODAS las monedas, lo revisó tres veces. Lo dejó seco.

Inmediatamente después volvió corriendo hacia mí.

- Lo lastimaste? - Le pregunté.
- Eh?
- Si lo lastimaste, si está sangrando...
- Jajaja! Sí, lo patié con fuerza. - Se rió, nervioso.

En ese instante le sonreí, lo hice pasar, mientras subíamos las escaleras llamé a la ambulancia para que viniese a buscar al chico.

Y en la planta alta le pedí el dinero.

- A ver, dame, cuánto tenía?
- Cinco pesos nomás.

Extendió la mano y me dio cinco pesos en monedas.

- Posta tan poco? Un día entero de trabajo y sólo cinco pesos de mierda?
- Sí... jaja, se ve que la gente está muy rata...
- Sí, la gente es una mierda. No recuerda lo que era ser solidario, ayudar a alguien.
- No... jah! - Rió nerviosamente de nuevo.
- No se acuerdan de dónde está el límite - Dije mientras cerraba la puerta con llave. Él no me miraba.
- ...
- Son capaces de venderle su alma de cuarta al diablo por sólo cinco pesos en monedas...

En ese instante volteó la cabeza, me miró y yo, mirándole a los ojos, con total decisión, le volé la cabeza en mil pedazos que se adhirieron al vidrio de la ventana. Fue una muerte rápida, no quería hacerlo sufrir, no soy un hijo de puta, sólo soy un ladrón como los que ya no quedan.

Media hora después estaba en la ambulancia acompañando a "Neno", pues así le llamaba el pibe. Le pagué todos los remedios y le dejé cien pesos.

Este mundo está hundido hasta los huesos en su propia mierda.

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