Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

jueves, 29 de mayo de 2014

HR Transición

Recuerdo que cuando era un adolescente (unos 17 años aproximadamente) descubrí y desperté mi Talento interno, lo mejor fue que nunca nadie supo que lo hice.
Inicialmente, antes de descubrirlo, o de saber qué era, o de suponerlo o de imaginarlo siquiera, llegó el día de Reyes...


Nosotros vivíamos en Córdoba en una casita de dos dormitorios, uno para mis viejos y el otro para mí, hijo único, "el mimado" dirán algunos. Mis viejos no tenían mucha plata, pero nunca pasamos hambre, así que calculo que estábamos como en un punto medio, En el living/cocina/comedor/Salón de uso múltiple teníamos instalado el pesebre con todos los adornitos y esas cosas.
El 6 de Enero ocurrió algo que modificaría mi vida para siempre, aún lo recuerdo, le había pedido a los reyes magos un encendedor a bencina recargable (Sí, 17 años y pidiéndole regalito a los reyes, lo sé, pero estos beneficios dados por la tradición se disfrutan hasta donde más se pueda. Jaja) Bueno, el tema es que había pedido uno de esos encendedores que tiran la llamarada como si fuera un equipo soldador, el problema fue precisamente que me lo lograron regalar.


Esa misma tarde habíamos quedado en ir a visitar a mi tía que vive en traslasierra, así que nos levantamos temprano, recuerdo que me costó muchísimo levantarme, mi madre me recordó que era el día de reyes, que ya estaban los regalos bajo el árbol, así, de un solo salto me saqué de encima las sábanas y el cubrecama del Guasón, y fui corriendo hasta el estar a buscar mi regalo. Bueno, mi tía, teníamos que ir a visitarla a traslasierra, la cosa es que agarramos el auto y partimos, en el viaje me aburría así que me puse a jugar al Final Fantasy en el celular (llegué al lvl 24 a todo el team). Bueno, el viaje, el tema es que llegamos allá, cuando nos bajamos mi viejo así re idiotamente se apretó el dedo con la puerta del auto, saludé a mis primitos que salieron corriendo a saludarnos, (todos mis primitos son de edad menor a mí, excepto por uno pero es un viejo, tiene familia ya hecha y nunca se junta con la familia), bueno, la cuestión es que saludé a mis dos primitos y a mis tíos, merendamos todo muy normal, la típica charla del viaje, de que los chicos cada vez pasan más tiempo frente al celular y bla bla, bueno, con mis primos nos miramos y salimos de la cabaña a hinchar las bolas con mi regalo de reyes nuevo, comenzamos quemando bolsas de plástico que se atoraban en los secos árboles y hacíamos que el plástico derretido cayera como una serie de meteoritos ardientes sobre un hormiguero, después prendimos fuego una bola de papel gigante, le dije al más grande de mis primitos que la prendiera y me la arrojase, y que yo, con un palo de escoba cualquiera, iba a tratar de batearla y hacer un "home run". Nos cagamos de risa, resultó ser bastante aerodinámica la pelota ardiente, la tiré hasta atrás de una lomita que tiene mi tía en el fondo del terreno, después de eso jugamos a bajar a piedrazos los pajaritos que encontrábamos en los árboles, no logramos cazar ninguno, así que, como ya se venía la noche, nos fuimos adentro de la cabaña, seguimos boludeando un poco con el encendedor, calentando metal, haciendo tostadas instantáneas, etc.
Bueno, resulta que en la pared de adobe del living de la cabaña de mi tía había un "poster" gigante (no sé cómo decirlo sino) hecho con mimbre entretejido y que mostraba la cara de un indio. Bueno, el tema es que cuando cayó la noche recién nos dimos cuenta, y gracias a que un vecino se acercó a avisarnos a los gritos.
¡ARDE LA LOMITA! nos gritaba y mis tíos y mis papás salieron corriendo a mirar, los bomberos habían dado el alerta de que el riesgo de incendio era elevadísimo y la pelota que habíamos mandado atrás de la loma había iniciado el fuego, que ahora se mostraba como una cortina de fuego inmensa asomándose por detrás de la lomita. Bueno, mis tíos salieron corriendo hasta el lavadero que había atrás de la casa, a llenar baldes con agua para ir a apagar un poco el fuego, yo salí afuera a preguntar qué pasaba y mi viejo me dijo "¡llamá a los bomberos!" (claro, dada la situación, yo era el único que tenía un celular más o menos hábil, dado que el de mi madre no tenía batería y mi papá no usaba, ermitaño ahí) me dispuse a llamar a los vecinos pero sólo me topé con un "No hay servicio", No tenía señal!, recordé la anterior vez que habíamos ido a visitar a la tía y que, si uno se paraba cerca de la ruta (que queda hacia el lado contrario de la lomita [lomita ardiente ahora]), lograba tener algo de señal, salí corriendo con toda la energía de mi cuerpo, llegué agitadísimo, alzando el celular lo más alto que podía, conseguí señal y les dije a los bomberos como venir, me dijeron que no tardaría en llegar.


Volví trotando, viendo la cortina de humo que se alzaba en el horizonte, cuando llegué me topé con el panorama: La lomita estaba toda negra ya, y la cabaña totalmente en llamas que lo cubrían todo, desde lejos pude ver a mis tíos golpeando desesperados una ventana para poder entrar a rescatar a sus hijos, en ese momento  me sentí totalmente culpable, no lo podía creer, empecé a acercarme a la  casa trotando cuando vi a mis tíos que lograron forzar  la puerta y entrar, lo último que vi después de eso fue a mi mama asomándose por otra ventana, mirándome y la casa completa se desplomó sobre todos ellos.
Así de golpe.
Se ve que se quemó algún palo clave que sostenía todas las tablas y el techo de paja, y en un quejido, en un segundo, todos estuvieron aplastados, si no asfixiados por el humo.
Las lágrimas se me salieron solas, y las piernas se me aflojaron, caí de rodillas a la calle de tierra y me puse a llorar, lloré y lloré, levantando la cabeza, esperando que no hubiera pasado nunca, que hubiera sido una pesadilla, lloré hasta que llegaron los bomberos y lograron, difícilmente, apaciguar el fuego.
...
Fui el único sobreviviente de la catástrofe, ahora que lo pienso con detenimiento cualquiera podría haber pensado que yo inicié el fuego, pero calculo que mi cara híper-llorosa y demacrada y el hecho de que estuviera súper estresado y con miedo todo el tiempo les dio la pauta de que todo mi testimonio era real. Encontraron los cuerpos de mis primos, de mis padres y mis tíos. Había perdido a toda mi familia!
De hecho, peor, había asesinado indirectamente a toda mi familia que ahora estaba más bronceada que Mucombo. (Sé que ahora suena sádico y que no es cosa de gracia, pero todo  tendrá su razón de ser).
Bueno, resulta que después de controlarlo todo, los bomberos me preguntaron si yo estaba bien y les respondí que sí, me subieron al  camión y me llevaron hasta la central, les conté lo sucedido, me dieron un catre y una frazada, recuerdo que no dejaba de llorar, me faltaba el aire, estaba Re- Maricón, resulta que me fui a dormir y quise despertarme entre mi familia de nuevo, abrigado, rodeado de mis padres...

Al día siguiente me tomaron declaración los policías, seguía llorando mientras lo hacían, dije todo lo sucedido hasta que el policía que tenía sentado en frente me dijo "Bueno, con eso ya estamos". Y ahí me di cuenta de que tenía que salir de ahí, había más gente esperando para hablar con el policía, y yo salí, me imaginaba al policía diciéndome "ya podés volver a tu casa", me quedé parado a la salida de la seccional y el mundo pasó al lado mío, y yo me quedé sencillamente quieto, muy quieto. ¿Cómo se podía salir adelante de una situación como esa?
Después la mente se me fue como siempre a cualquier otro lado. Y decidí que tenía que asumir las cosas con más madurez, mis padres acababan de morir, sería una historia envidiable para un superhéroe o esas cosas, pero no, yo tenía que ir hasta mi casa, preparar las cosas para el velorio, publicar un aviso fúnebre en un diario, me sequé las lágrimas. Fui hasta la estación terminal y me tomé un colectivo hacia Córdoba, todavía, dentro de las cosas que tenía en el bolsillo, estaban la billetera, las llaves de casa y el celular. Nada más. Llegué a casa a la tardecita, el día se me fue en pensar cómo hacer para llevar a cabo el velorio, o qué hacer, o cómo conseguir un laburo, que se yo...

Me fui a dormir con una tristeza total en el alma, extrañando demasiado a mis padres, si bien me daban siempre sus discursos clásicos de "Sos re adicto al celular" y todo eso, los re quería.


Esa fue la noche que más sólo me sentí en mi vida.

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