Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

domingo, 29 de septiembre de 2013

6

Rolando continúa rengueando hasta una plaza, la adrenalina lo motiva y lo hace transpirar. Se agarra la pierna izquierda intentando evitar el dolor, luego se pasa la mano por la frente para secarse el sudor, la cara se le enrojece tanto del esfuerzo como por la sangre.
Cansado, sólo atina a un plan: esconderse detrás de un árbol de grueso tronco.
Méndez, que ya ha doblado y lo ha perseguido con el arma en mano, sencillamente sigue el rastro de gotitas de sangre que han ido quedando sobre la vereda y le da alcance.

Ambos con la cara ensangrentada, transpirados. Un cañón todavía caliente se apoya en la sien de Rolando.