Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

miércoles, 16 de mayo de 2012

10

Un vehículo de la policía entra en el barrio. Las casillitas de guardia lo ven pasar. Dobla de la avenida, entra por una pequeña calle. Dos policías van en los asientos delanteros escuchando música, la música siempre los ayuda en momentos como éstos. Pese a haberlo hecho ya algunas veces, el nerviosismo vuelve a aparecer casi siempre. Como un pánico escénico no deseado. En cuanto llegan a la casa de rejas negras logran divisar que algo no anda muy bien. Las puntas superiores de la reja están algo deformadas, como si hubiesen recibido un golpe de calor de una máquina soldadora, o algo por el estilo. Frenan el auto, se miran, saben que están nerviosos pero tienen que hacerlo nuevamente. El que conduce, él no tiene tanto problema, su moral es mucho más flexible. El que va en el asiento del acompañante, aún no termina de convencerse de lo que hace, o por qué lo hace. Aún así se bajan ambos dos del auto, abren el baúl, sacan las dos escopetas, además de las pistolas que ya llevan, y se disponen a entrar. El más seguro entra primero, distendido, y con la escopeta al hombro. El otro ingresará por detrás de éste, con la escopeta apuntando hacia abajo, como tomándola con extrema cautela.
Tocan el timbre.

- ¡Policía! - Anuncian.

El policía inseguro mira a su compañero, como esperando una mirada tranquilizadora, pero no la encuentra, su compañero se distrae con las ventanas de la casa.
Nadie responde. Tocan de nuevo. Inmediatamente, en el piso superior, el gabinete de una computadora, con toda la información que tenía guardada, comienza a ser rociado con alcohol, siendo preparado para la ignición.

- Va a haber que forzar la entrada. - Dice el primer policía.
Capítulo 95

Apenas me dí cuenta de mi poder, probé hacer lo que creo que todos hicimos: trollear gente. Fui a un bar al que voy generalmente con mi novia, me senté en una mesa y pedí un café. Apenas me lo trajeron abrí un sobrecito de azúcar, como para disimular un poco, además de que estaba algo nervioso. Empecé a revolver con esa cucharita de plástico transparente, que no es cucharita, esa varillita, esa cosa. Bueno, el tema es que terminé de revolver y miré el café, la espuma, me concentre en el líquido...

y bueno...

Fue espectacular.

¿Alguna vez vieron ese experimento con acetato de sodio? Bueno, mejor todavía. Porque estaba en mis manos y no necesitaba ni acetato de sodio ni nada. Y había dominado el poder. Levanté la vista y miré a alguna posible víctima. Ahí lo vi y él me miró, me miró feo encima, se lo re merecía... Sostuvo su taza de café cerca de la boca pero no tomó nada y ahí me concentré en la taza. El resultado fue genial XD el tipo escupió el café de nuevo a la taza, yo no podía contener la risa, se enojó muchísimo y salió puteando al mozo. Ahí me agarré la boca para contenerme. Me estaba muriendo de risa y seguramente estaba rojo como tomate por fuera.
Después fue la juntada en la casa de Claudia, no quería demostrar qué era lo que yo realmente podía hacer... sencillamente me contenté con congelar una de las gotitas que la Nati movía para todos lados, pero asegurándome de ser bien disimulado y que no se notara nada... Los chicos me dijeron que no podía hacer nada, se rieron un rato y yo también me reí con ellos. Pero me aseguré de que no preguntaran demasiado.
Después, para la siguiente juntada, en la que Rolo pegó el salto ENORME ese. Todos caminaron rápido para ver cómo estaba Rolo y cómo había llegado al hospital. Supe que había demasiada gente, y que mi presencia ahí no era de vital importancia. Además quería irme a mi casa, estaba cansado, mareado, no sé... Abracé a Ana y me aseguré de que los demás se nos adelantaran.

- Me siento raro...
Me miró en silencio.
- Y si están conmigo, o si venís conmigo tengo miedo de lastimarte o algo... que las cosas se me vayan de las manos. Vos andá con los chicos, después te cuento, ¿Si amor?.

La besé y caminé hasta la rotonda frente a la estación de trenes. Una parte de mí se sentía responsable al hacerlo, otra se sentía solitaria, y una última tenía demasiadas ganas de entrenar. Paré un taxi, le indiqué la dirección de mi antigua casa, que muy probablemente hubiera estado abandonada y me fui.
Mientras viajaba me dí vuelta, vi un auto negro atrás mío y me puse a imaginar cómo podría usar el poder en caso de una persecución, sería muy activo y atacante. Sería genial.
Ni bien llegué corroboré que estuviese todo totalmente quieto, y sin gente. Antes de treparme para poder entrar me fijé a mis espaldas, el auto negro estaba estacionado justo en la esquina. Como si me hubiese seguido. "Debe ser una coincidencia" Pensé. Pero luego me daría cuenta de que no lo era en lo más mínimo...
Entrené mucho continuadamente, la casa estaba desolada, no la veía desde que tenía... no sé, hace mucho. La mesa de siempre seguía allí, sin las sillas, claro. Prendí la televisión. Posiblemente los actuales propietarios estaban de vacaciones. Puse una película que estuviese buena y entrenaba a medida que los personajes hablaban. Miraba por la ventana, cada tanto. El auto negro se estaba yendo. "Debe ser una coincidencia", pensé nuevamente.
Una de las tantas veces estaba metiendo la mano en un balde con agua sola. A medida que iba sacando la mano iba congelando el agua, y así formaba un "puñal" (casi sin filo, si soy sincero, y bastante redondeado.) Cuando me sobre exigía la cabeza me dolía, claramente.

- Are you ready to die?
- The real question is, are you?
- Do you really believe you can pick up that knife before I pull this trigger?
- No. But I don't have to.


En ese instante de la película saqué los dos "puñales" de los baldes y los lancé contra el techo y las paredes, para luego sacar otros dos y otros dos más... sin parar. Y al final lancé con las dos manos un chorro unificado hacia el centro y lo congelé en el aire, tomé la corta lanza de hielo que había formado y amenacé a mi propio reflejo:

- You see? You cannot kill me. There is no flesh and blood within this cloak to kill. There is only an idea.

E hice trizas el hielo contra el piso. Me sentía fabulosamente.
Pero me seguía resultando llamativo que el mismo auto negro se estacionase en la misma esquina todas las noches. No le quitaba el ojo de encima, hasta que otra noche, finalmente, logré ver cómo una sombra se bajaba de él. Recuerdo que esa noche estaba entrenando mientras veía Matrix...
Así fue como conocí a Kira, una fría noche en la que decidí congelar por primera vez tejido humano vivo...
Le robé el celular, para indagar si tenía información importante sobre mí. ¿Quién sabe qué querría esa mujer? Pensaba que si le demostraba que no era normal, capaz el hecho sobrenatural la estremecía o la traumatizaba a tal punto de no volver a molestarme... pero no.
A los pocos días intenté contarle la historia a mi novia, mostrándole el celular y todo, pero no pude. Subí corriendo las escaleras me acuerdo, abrí un armario y ... ahí me arrepentí. ¿Y si la metía en un lío a ella? No quería que por nada del mundo mi novia quedara comprometida por la situación. Primero lo primero, me dije. Estaba lloviendo, me acuerdo. Y sencillamente le quise mostrar que podía congelar las cosas, que podía enfriar el agua al punto tal de solidificarla con sólo pensarlo. Abrí la persiana y la miré. Ella sabía lo que yo estaba pensando, así que decidí hablar poco:

- Mirá amor...

Y ahí apareció el pretexto justo. No se cómo o por qué pero había sucedido. Quizá casualidad, quizá suerte.

Cr-cr-crack-¡¡¡CRAAAASHHHBROOOOOOHHHMMMMM!!!!!!

Quedó para la posteridad, yo era como "el chico que podía tirar rayos" Faaa que copado, ojalá. Pero no.



Ése, el chico que "supuestamente tiraba rayos" el que "¿Y si tira rayos adónde está cuando se lo necesita?" ese soy yo.

Mauro...


A partir del celular de Kira pude esclarecer ciertas cosas: Había mensajes dirigidos a oficiales de policía, algunos hacían referencia a actores de circo o algo así, otros estaban dirigidos a "doctores" que no sabía si eran médicos o abogados o políticos de esos a los que les dicen doctores. Obviamente el celular no tenía ningún contacto que dijera "JEFE" ni nada por el estilo... revisé las llamadas. Encontré un número frecuente que hacía muchas llamadas y muy cortas. Abrí el buzón de voz, tuve suerte de que no tuviese contraseña y que tuviera, al menos, dos mensajes guardados. El primero era una serie de sonidos inconexos, como de una oficina, o algo por el estilo, del cual se entendía poco y nada. Y en cuanto al segundo... cuando lo escuché me estremecí.
Era una voz distorsionada. "¿KiRa PoR qUé No Me AtEnDéS? eS lA tErCeRa vEz QuE tE lLaMo." Y cortaba.
Decidí quedarme en mi casa de la zona Noroeste de la ciudad. Ya no en mi casa anterior de Argüello, donde solía entrenar...
Por las noches me hacía la cabeza y me costaba dormir, teniendo ese celular en mis manos, escuchando a esa voz distorsionada, sabiendo que alguien que tenía contactos hasta con la policía, y posiblemente con gente doctorada del gobierno, me quería encontrar... Sentí un miedo paranoico. Como si cada instante fuese una cuestión de que me encontraran, siempre. Tuve pesadillas de persecuciones, de aliens que hacían sonidos extraños y chirriantes que me perseguían levitando, y que yo no podía hacer nada para detenerlos...
Lo único que logró apaciguar algo mis temores fue el ideamiento de un plan: aflojé una de las rejas de mi pieza, sólo lo necesario como para que cupiera mi cuerpo. Hice una réplica exacta de la reja en hielo y la sustituí. Preparé alcohol y fósforos en el cajón del escritorio de mi computadora. Y armé una mochila exclusiva donde tenía todos mis ahorros, un celular y cargador aparte, y algunas otras cosas que consideré medianamente básicas.
Busqué por Internet a los nombres de las personas que aparecían en los mensajes de texto... Cada una de ellas ocupaba un lugar de mayor rango que la anterior. Algunos salían al lado de la presidenta. Otros eran gerentes de compañías. Y otros sencillamente eran un grupo de circo, bastante talentoso en acrobacias.
Investigué poco más que eso cuando la policía tocó a mi puerta, y bajé rapidísimo las escaleras sin hacer ruido alguno, miré por la mirilla de la puerta, tenían una escopeta cada uno. Y uno de los oficiales creía haberlo visto entre las imágenes que encontré en Internet. Tuve algo de miedo pero no me paralicé. Subí de nuevo, igual de silencioso. Agarré el alcohol, lo vacié sobre el gabinete de mi PC, tiré un fósforo, fui a buscar la mochila. Rompí la falsa reja de hielo de un sólo golpe, salí, caminé por la tarima que separa mi patio con el del vecino, fui haciendo equilibrio hasta llegar al techo de la otra casa y aterricé en la calle del otro lado de la manzana. Y comencé a huir, y rápido. ¿Huir de qué?¿De qué estoy corriendo? pensaba... Sentía miedo. Cualquiera podía ser un enemigo, o defraudarme, sólo decidí confiar en mi novia, y hospedarme en su casa por un tiempo. El que me había enviado a buscar seguramente era o eran muy poderoso, o poderosos... podían movilizar a la policía..! Sólo esperé que a mi padre no le sucediera nada, y que yo pudiera volver algún día... más tranquilo.Tenía que pensar en algo, en alguna manera de esclarecer las cosas. Corrí sin detenerme en ningún momento, directo hacia la casa. No me cansé, la mente me daba vueltas... a cada persona que veía le revisaba las manos, para verificar que no tuviese un arma o algo... tenía que dejar de pensar por un rato... Me dí cuenta de que había olvidado el celular mío y el de Kira en la casa, como el mejor imbécil. Pero ya no había vuelta atrás. Agarré el celular que había guardado como "de emergencia" y llamé a Ana, lo tenía configurado para "ocultar ID". Traté de informarle la situación rápidamente.

"- Hola?
- ¡Nita! Estoy yendo para tu casa...
- Mauro, pero...
- Sí, dale, después te explico, te amo, chau."

En el tiempo en que estuve viviendo con ella, creo que habrán sido cuatro o cinco días, me dediqué a seguir investigando lo que pude. Contacte a mi papá y me dijo que se había preocupado un montón porque llegó a la casa y encontró la puerta rota y tuvo que cambiar la cerradura. Pero además me informó de que no había nada fuera de lo común en la casa (Salvo, claro, por la reja rota y la habitación de la PC totalmente quemada.) Eso me animó para volver a casa y seguir la investigación desde ahí.
Lo que pasó después fue por un lado beneficioso y por el otro me dio más miedo todavía. Fue pocos días después del cumpleaños de Rafa, me acuerdo. Fui a visitar a la Nita, para caerle de sorpresa, simplemente. Y cuando estaba llegando a su casa veo el auto negro. El mismo que se estacionaba en la esquina de mi casa todas las noches de entrenamiento.
Desde la mitad de cuadra vi a Kira cargando a mi novia en sus brazos y comencé a trotar. Ya había vencido a Kira una vez... no podía temer a la revancha. La derribé fácilmente y dejé a mi novia con sus padres.
Llevé a Kira a mi casa, la até en una silla, le saqué el Otro celular que tenía y le tapé los ojos con la corbata que tenía pensado usar para mi cena de egreso. Le iba a sacar toda la información que pudiera.
Aunque se me complicó mantenerla oculta por mi viejo que daba vueltas por todos lados de la casa. Ese mismo día, cuando estaba haciéndole las preguntas y estaba averiguando algo, llegó mi papá del trabajo, tuve que sedarla de nuevo y llevarla a esconder detrás del postigo de una ventana. Ésto se ponía difícil, así que la subí al mismo Corsa en el que vino, que lo dejé estacionado a unas cuadras. Y me la llevé.
La dejé sentada en el pasto, dormida, después de que ya hice varios kilómetros por la ruta. Me aseguré de que los nudos fueran simples y estuviesen mas o menos holgados. No quería matarla, sólo amenazarla para que dejara de molestarme.
De camino a mi casa de vuelta, fui revisando la bandeja de mensajes de voz del nuevo celular. Nada fuera de lo común. Después revisé los mensajes de texto. Tenía sólo cinco. Y dos eran mensajes basura de publicidad. Uno de los que no, decía: "¿Recibiste mi mensaje?" de un tal " Jorge". Supuse que podría haberlo agendado con un nombre clave, o algo así. El otro, más antiguo decía "Tengo lo tuyo. Nos vemos en una semana en el restaurante Los Cabritos. Sé puntual" De Jorge, recibido el Jueves a las 18:01. Supuse que hablaban de un restaurante... que yo conocía. Y el otro más anterior: "¿Estás bien?¿Cómo te fue hoy?" De Jorge. Parecía que al tal Jorge Kira le importaba bastante. Tendría que haberla retenido como rehén, o algo así. Pero bueno, ya la había dejado y Kira seguramente ya había buscado refugio o algo. No tenía nada más. Ningún otro dato. Me fijé en la lista de contactos para indagar algo más sobre el tal " Jorge"...
En la lista figuraban 34 números diferentes con el nombre de Jorge. Estaba perdido. Pero al menos sabía algo, el Jueves siguiente se tenían que volver a encontrar para que "Jorge" le diese "lo suyo" a Kira en "Los Cabritos."

Era mi única oportunidad...

El jueves era el día siguiente, sólo esperé que Kira no pudiese contactarse con él (¿o ella?) antes de que yo pudiera averiguar algo más.
Al día siguiente llegué a Los Cabritos. Me senté en una mesa de afuera. Indagué e indagué hasta dar con él. Y cuando lo hice le enfrié un poco el cerebro, no lo suficiente para matarlo pero sí como para dejarlo inconsciente, aproveché esto para robarle la agenda y leerla. No se llamaba Jorge, se llamaba Augusto Cortés. (O posiblemente también había mentido en su propia agenda, lo cual era muy probable.) El día actual decía: Entregar la paga a Jorge. ¬¬
Revisé lo que planeaba hacer los días siguientes. Uno de los días decía: Llevar a los chicos con Jorge. (Acaso todos se habían puesto de acuerdo con disfrazar los nombres como JORGE??? Ya empezaba a hartarme de leer una y otra vez ese nombre.) Otros días decían "psicóloga" o "dentista, llevar las radiografías." Que quilombo. Ya no sabía muy bien qué estaba buscando. Seguí leyendo: Un día particular, El sábado 24 de Septiembre, decía: "23 hs: Cita con el presidente." Y ahí pensé que lo que pasaba era enorme, era algo que no podía controlar, ni siquiera congelando giladitas. Lo único que me hizo permanecer más o menos tranquilo fue el pensar que éste también fuera un nombre en clave. Después de eso no decía nada más de relevancia.
Pese al miedo, tenía que jugarme. Dejé la agenda donde estaba. Cerré la puerta del auto. Esperé a que "Jorge" o "Augusto" o quien mierda fuera, se despertase. Tomé un taxi y lo seguí, a todo ésto ya estaba entrada la noche. Anoté la dirección en el celular. Por suerte el idiota no se dio cuenta de nada. Y le pedí al chofer que me llevara de nuevo a mi casa.

Tenía que saber quién era "El presidente" ahora.

Agarré la pistola de dardos que le había robado a Kira. La llevé conmigo y me dispuse a visitar a nuestro amigo "Augusto" al menos dos horas antes de la especificada. En ese momento me llegó un mensaje de la Nati que decía que esa misma noche había una juntada en lo de la Maca.Yo sinceramente quería ir, tenía todas las ganas, como que era la primer juntada de joda desde que teníamos los poderes... Pero tenía que saber quién estaba atrás de todo.
Tuve que esperar dos horas y media para verlo salir de su casa, medio despeinado, agarrar su auto y enfilar para el centro. Lo seguí en taxi (Si, tengo mucha suerte con los taxis.) Y llegamos finalmente a un galpón enorme, debe haber sido por barrio San Martín o por ahí. Me bajé.
No sabía qué mierda hacer, quería subir al techo, para ver si se escuchaba algo. Pero no encontraba la forma. Pegué el oído a una de las paredes y nada, tampoco. Entonces vi hacia un costado... Era la casa de la Maca.
El galpón (y "El presidente") estaban frente a la casa de la Maca, donde en un rato se juntarían todos los chicos...
No supe qué hacer, si decirles o no, si nos uniéramos contra ésto o no. Además todo estaba medio que en el aire... No sabía qué hacer...

- ¡¡Mauro!!

Me quedé helado. Y me di vuelta despacio. Eran la Nati y la Clau.

- ¿Qué haces acá afuera chabón...?

No podía decirles todo en un segundo...

- ¿Vengo a lo de la Maca? ¿Dah? - Pregunté en tono irónico.
- Oy, que salame que sos. - Respondió la Clau.

Entramos en la casa. Me temblaba el pulso. Tenía que relajarme y pensar en frío. (Por algo soy el chico de hielo, ¿No? ¡Ja!)
Inevitablemente me distraje un poco con los chicos y con todas las boludeces que podíamos hacer...

Cuando todo se vino abajo...

Los chicos eran muchos y seguramente habían entrenado igual o más que yo, iba a ser una gilada ganarles a esos chabones que llegaban con armaduras...
Dejé a Ana con ellos...

Le grité a Marino que me lleve arriba. Aproveché el momento. Crucé de un techo a otro y de ahí hasta la vereda. Seguramente en otro momento lo hubiera pensado un poco más pero no ahora. Corrí hasta el galpón. Nadie vio que me fui, por suerte. Saqué la pistola. Congelé la cerradura como nunca había congelado nada y la pateé con todas mis fuerzas. Tenía que solucionar el problema de raíz...

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5 comentarios:

  1. O.O , ok, eso no me lo veia venir... pero que groso! :D . mauro rock xD

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  2. dale mauro, vos podes! (jotai)

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  3. eeu me re gustaa!! es como una adicion de info, un giro a la historia (aunqe no sea un giro)

    pero qe onda... no es qe la nita lee la mente..? como es qe mauro la logro engañar.. :v

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  4. eeyy!!! y tanto qe te discutia yo, qe la descripcion del chico de hielo (en el cap con kira) y la descripcion de maca disfrazada de mauro eran las mismas!! JUM!!

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  5. ¡¡¡¡¡¡quiero un nuevo capitulo!!!!!!!

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