Los hechos y/o personajes de esta obra son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura casualidad.

martes, 25 de enero de 2011

Dialéctica

Capítulo 35

Los tres chicos caminaban en estratégico silencio. La tierra era amable bajo sus pies y los pastizales a veces hostilmente afilados, a veces suaves hojas verdes. Marino caminaba con el torso descubierto, Ulises agarrándose el abdomen con la mano derecha, pues algo le dolía. Iban mirando para todos lados, esperando no encontrar a Santiago por sorpresa.
Divisaron a Macarena caminando hacia ellos desde el frente. Y, al mismo tiempo, no pudieron obviar el detalle de que sus piernas y su abdomen pasaban de un estado raquítico y escuálido, a un estado en el que sus poros "sudaban" más de lo normal, volviendo su piel brillante, dando como resultado la vu de las piernas y el abdomen de Macarena.

- ¡Echó zorro! Me dejó enterrada y tuve que adelgazarme las piernas para poder salir.- Exclamó

- ¿Estás bien? –
- Si. – Respondió agarrándose la cabeza.- Me duele un poco nomás. Pero mucho menos que la vez que fui el Mauro afeminado.
- Bueno, mira, nosotros estamos yendo a buscar tu pañuelo, ¿venís con nosotros?
- ¿Quién se quedó cuidando la nuestra?
- Nadie. Jaja! – Mintió Marino.

Macarena decidió volver para cuidar el cristal.

La tarde transcurría serena del barrio. A medida que los chicos caminaban el baldío se polarizaba entre varones y mujeres. ¿Cómo podrían existir unos si no existiesen los otros? No podrían. Deben su existencia a sus opuestos.

A Santiago el único que verdaderamente le preocupaba era Marino.
Se sorprendió al ver llegar a los tres varones.

Al primero que vio fue a Ulises, inmediatamente levantó los brazos y surgieron dos "manos" de tierra apresandole las piernas. Ulises miró hacia abajo y rió. Detrás de él aparecieron Rolando y Marino. Al verlos, particularmente a Marino, Santiago se desesperó , bajó ambas manos, las separó para levantarlas y luego volerlas a unir. Como quien realiza una brazada de nado Mariposa. Mientras lo hacia reflexionó y miró inmediatamente a Rolando, quien se hundió hasta la cadera en el suelo y la tierra que surgió circundándolo lo tapó hasta el cuello.

El actual montículo con cabeza miró con fastidio a Santiago.

Del otro lado del baldío las chicas estaban a punto de enfrentarse.
- Qué hacemos ahora?
- No sé, puede estar en cualquier lado esa piedra.
- …
- Ni idea, además, dónde estarán los chicos ahora?

Apareció Macarena. Hubo silencio y miradas fijas, como gladiadores a punto de iniciar el combate. La mejor parte del entrenamiento acababa de comenzar…

Nah, mentira, ni bien se vieron se sonrieron.

- Dónde la guardaron?
- Dónde la guardaron ustedes!?

Hicieron silencio y luego se echaron a reír a carcajadas.

Los chicos se deben estar reventando, porque nosotros la dejaos allá.

Marino camino hacia delante riendo.

- ¿Adonde lo escondieron, puto? – Preguntó Marino
- No sé. – Mintió Santiago riendo.
- Decime o te reviento desde adentro, eh?
- Ja! Intentalo nomás.

Marino no sabía que entender ni dónde diablos podría estar el pañuelo. De pronto la cara de Ulises se iluminó.

- Esperá chabon ¿te fijaste en el montículo de escombros ése?

Santiago lo miró fijo con algo de miedo, Marino dio sólo un paso hacia los escombros, el montículo se elevó por los aires.
Rolando no intentó quitarse de encima la tierra, sabía que su utilidad era controlar el metal y que no dependía de ningún movimiento del cuerpo para actuar.
Las latas oxidadas y el alambre retorcido volaron hacia Santiago, quien los intentó frenar con los finos escombros. Cuando las latas impactaron contra éstos se dejó entrever el pañuelo de Macarena.

- Ahá! – exclamó Rolando.

Ulises se tornó viscoso desde el abdomen hacia abajo para poder librarse de esas "manos" de tierra que lo habían apresado. Cuando hizo esto, Santiago logró ver que el cristal caía al piso desde dentro de su viscoso abdomen.

Marino y Ulises, quienes aun tenían movilidad, se dispusieron a agarrar el pañuelo al mismo tiempo que Santiago, ya algo fatigado, mantenía con su brazo izquierdo los escombros levitando, sosteniendo con ellos el pañuelo que buscaba caer, y con el derecho intentaba que el suelo le acercase el cristal.

Marino explotó y apareció demasiado rápido al lado del pañuelo, pero aún así Santiago, en un último desgaste de energía, contrajo ambos brazos. Inmediatamente recibió los golpes de los escombros, pero tuvo la oportunidad de agarrar el cristal.

Al mismo tiempo Ulises se abalanzó hacia él y Marino apareció a su lado y agarró el pañuelo. Ulises se viscosificó en el aire y tanto Marino como Santiago quedaron atrapados en él.

Aparecieron las chicas y encontraron a Santiago respirando agitadísimo, con Ulises circundándolo y abriendo la boca para intentar arrebatarle el cristal, con Marino al lado, también incrustado en Ulises, agarrándose la cabeza con una mano y levantando el pañuelo con la otra.

- Ja! Te gané puto! – Gritó Marino.
- No te creas, que yo lo agarré al mismo tiempo.
- Yo lo agarré antes! –
- En realidad no gana quien agarra la bandera, sino quien la lleva hasta su base así que… - Comentó Claudia
- Ja! - Santiago levantó el cristal y no dijo nada más. Estaba exhausto. Pero había ganado.
- Che chicos ¿y Rolo? - Preguntó Claudia.

Santiago volteó hacia su derecha. Las chicas miraron en el mismo sentido y vieron el montículo de tierra con terrible cara de orto. Les fue imposible contener la risa.

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2 comentarios:

  1. jajaja se había perdido toda la acción por estar en un montículo de tierra :P jaja yo me imagino si alguien pasaba caminando por la vereda del baldío y miraba semejante espectáculo iba a pensar que estaba muy loco xD muy bueno, si esta accion tienen los entrenamientos me imagino la que tendrán los enfrentamientos!
    Pta: recién ahora escucho que Kira habla...me cagué del susto cuando empecé a escuchar una voz hasta que me di cuenta de que venía de ahi jaja
    (Pau)

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  2. jajajajajajaja!!! gracias por el comentario Pau!!! jajaj

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